La feria a la que acudimos el pasado fin se semana en París estaba organizada por el movimiento Slow francés, por eso esta semana me proponía compartir con todas las personas que seguís nuestro blog esta iniciativa, nueva también para mi. La traducción de slow es “lento” y su propuesta podemos resumirla en “vivir a la velocidad del caracol”, por eso lo representa un dibujo de este animal.
A primera vista, parece que esto es una tarea imposible. ¡Ya nos gustaría!. Nosotros mismos nos pasamos el día corriendo de aquí para allá. Pero ¿eso hace que nuestro trabajo sea mejor o nos hace más felices?. Hace poco escuché a Punset decir en una entrevista que en España un 30% de las personas siente soledad, tristeza o estrés.
Me pregunto qué puede aportarnos el movimiento Slow, que cada día gana adhesiones. Me pongo a leer y compruebo que en Pastas Urrutia, somos, sin saberlo hasta ahora, un poco “slow”. Compartimos una idea simple que plantea: somos lo que comemos. Nos propone proteger los productos estacionales, frescos y autóctonos del acoso de la comida rápida y defender los intereses de los productos locales, en un régimen sostenible y a través del culto a la diversidad.
Para el Slow Food una de las ramas de este movimiento, la comida deja de ser un mero trámite que nos aporta calorías y vitaminas para convertirse en un auténtico viaje de los sentidos.