A principios de año os recomendábamos en este mismo blog doce dulces para doce meses. En marzo os proponíamos el mantecado.
Si hay un dulce que sea propio de la repostería
española ese es el mantecado. Me he tomado la molestia de mirar en Internet y
la mayoría de las fuentes que he consultado coinciden en situar su origen en
Andalucía, unos dicen que de Antequera y
otros de Estepa. Aunque, según relatan las crónicas, parece que se lo debemos a
los franceses. Por lo visto para evitar que se escondiesen bandoleros y
guerrilleros (imagino que del tipo Curro Jiménez), quemaron gran parte del
arbolado de esa zona, lo que dio origen a la aparición de monte bajo, encina y
cereal. Los mantecados se comenzaron a hacer para dar salida al
excedente de cereales y manteca de cerdo que, al parecer, se dió en esa parte
de Andalucía
¿Cómo pudieron recorrer
después tantos kilómetros y extenderse por distintos lugares de la península?.
Pues a alguien se le ocurrió secarlos, de ahí la textura que tienen actualmente.
De esta forma resultaba más fácil almacenarlos, trasportarlos y mantener por
más tiempo sus cualidades.
Quizá porque la receta es tan sencilla (manteca
de cerdo, huevos, harina y azúcar), se elaboraban en casi todas las casas de
Navarra. Nosotros, en Pastas Urrutia, hemos recogido esa tradición.
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